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Domingos: Escuela dominical: 11:00 am - Servicio de adoración: 12:15 pm

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Salmo 100.5 “Porque Jehová es bueno; para siempre su misericordia, y su verdad por todas las generaciones.”

Es precisamente la verdad de Dios la que nos permite entender su bondad y su misericordia que es para siempre; y esta verdad, la Biblia, su palabra revelada, es eterna. El Salmo 119.89 dice: Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos.

Tenemos en nuestras manos lo que los hombres han buscado a través de la historia de la humanidad, el poder conocer la verdad, toda la verdad. La Biblia habla acerca de la vida y de la muerte, del pasado y del futuro, del alma, de los pensamientos profundos del corazón, pero lo más importante es que habla acerca de Dios, nos describe sus atributos y nos permite conocerle y saber que el Señor Jesucristo es el único por medio del cual podemos ser perdonados de nuestros pecados y recibir la vida eterna.

Al comenzar el nuevo año el Señor pone delante de nosotros la decisión de leer su palabra cada día y así poder honrarle y agradecerle por su gran amor con que nos amó.

Salmo 100.5 “Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia”

Así como el apóstol Pablo le dijo a los Gálatas, “Mirad con cuán grandes letras os escribo” Así lo hago hoy para decirles ¡Jehová es bueno! Puedo dar testimonio de esto y espero que cada uno de ustedes se una a estas tres palabras. 

“♫Oh que gran misericordia, oh de amor sublime amor♫” dice el himno, y podemos decir que todos los himnos nacen de este mismo sentir, de querer alabar al Señor por su bondad, por su misericordia. Es cuando apreciamos el valor de su misericordia que podemos entender mejor su bondad, el saber que el Señor me dio no solo otra oportunidad sino millares de oportunidades cuando estaba muerto en delitos y pecados.

“Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, y en la casa de Jehová moraré por largos días.” Salmo 23.6

Salmo 100.4 “Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre.”

La verdadera gratitud al Señor no se expresa solo de labios sino con acciones; acciones en la intimidad amando su ley y viviendo según ella, pero también acciones públicas, yendo al lugar que el Señor a designado para ser adorado. El versículo menciona las puertas y los atrios, el verso dos invita a entrar en su presencia, cosas que se pueden hacer de manera espiritual al orar, pero que cobran mucho más sentido cuando nos disponemos de manera física a adorar al Señor en su casa y junto con aquellos que tienen el mismo sentir.

El Señor Jesucristo dijo que el Padre busca a aquellos “verdaderos adoradores (que) adorarán al Padre en espíritu y en verdad” nos preguntamos: ¿seré un verdadero adorador? ¿uno que comprende el valor de la gratitud y que no escatima su tiempo para ir a la casa del Señor a alabarle y bendecir su nombre?

Salmo 100.3 “Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.”

En este salmo que exhorta a la gratitud, a la alabanza al Señor por lo que es en su esencia, uno de los motivos más importantes es que nos recuerda que le cantamos, le servimos, acudimos a su llamado y reconocemos su grandeza, porque creemos en él y somos su pueblo, ovejas de su prado.

Siento seguridad cerca del Señor, pero no una seguridad pasajera sino total; tengo la confianza puesta en el único y verdadero Dios y el me cuenta como a uno de los suyos, una oveja de su rebaño, uno de sus hijos. Se que el buen pastor, su vida da por las ovejas y que en lugares de delicados pastos me hará descansar.

Pertenezco al pueblo del verdadero rey, del Señor de señores, de aquel al que todo el universo rinde cuentas. Soy súbdito del que reina con justicia y con poder, ¡gloria a Dios, alabado sea su nombre!

Salmo 100.3 “Reconoced que Jehová es Dios; él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos;”

Una de las estrategias de Satanás, y con la que ha confundido al mundo especialmente en las últimas décadas, es la de convencer de que somos producto de la evolución, que no hay un creador, no solo de la tierra y el universo, sino del ser humano como tal. Los científicos han fracasado una y otra vez en su necio empeño de crear vida en el laboratorio, han logrado clonar animales, pero son absolutamente ignorantes de como crear un ser humano de la nada, lo cual es su premisa, y absolutamente incapaces de poner aliento de vida, de generar el ser como tal, aquel que posee un alma y un espíritu.

Son precisamente el alma y el espíritu los que nos permiten entender y reconocer que “Jehová es Dios” que “él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos;” pues precisamente el Señor al darnos la vida nos transmite sus atributos, nos hace semejantes a él con la capacidad de pensar, de crear, de sentir, de entender que seres tan maravillosos como nosotros, tan iguales y tan diferentes como somos, no puede ser el resultado biológico de varios elementos unidos bajo ciertas circunstancias especiales.

Pero una circunstancia especial es el hecho de que el soberano de la creación me haya dado vida, no solo en el momento de mi nacimiento, sino vida eterna por medio de Jesucristo por medio de la fe. Gloria a Dios que hoy puedo reconocer que Jehová es Dios, que Jesucristo es mi Señor y mi Salvador.

Salmo 100.2 “Servid a Jehová con alegría; Venid ante su presencia con regocijo.”

Alegría y regocijo. Dos cosas que todo ser humano busca pero que solo se encuentran en el Señor. Allí está la raíz del problema, las buscamos en el lugar equivocado, en la persona equivocada y por medio de cosas equivocadas.

Los comerciales de televisión quieren siempre mostrar que todos aquellos que tienen el producto que ellos venden van a encontrar la verdadera felicidad, al tener un determinado objeto, vestir una ropa o ingerir un producto alimenticio voy a traer regocijo a mi vida, parecen decirnos. Poniendo todo mi dinero en el banco puedo sentarme a disfrutar del atardecer e indescriptiblemente voy a estar lleno de felicidad.

Cada una de estas cosas puede sumar bienestar a la vida es cierto, pero la verdadera fuente de alegría y regocijo esta en servir al Señor y venir ante su presencia. El versículo nos invita a tenerlas mientras servimos y estamos ante él, pero el solo hecho de disponerse a hacerlas nos va a llenar de gozo. ¡Pruebenlo!

Salmo 100.1 “Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.”

Este salmo nos invita a tomar acciones especificas en cada verso, cantad, servid, reconoced, entrad, como respuesta a la bondad de Dios (versiculo 5). Cada uno es un mandamiento como tal, su declaracion es suficiente y nos indica su autoridad; en el primer versículo el mandato es que todos los seres de la tierra debemos cantar alegres al Senor, pero por supuesto, reconocemos que esto no sucede asi, solo aquellos que le conocemos podemos cantarle y alegrarnos.

El mundo niega la autoridad del creador y por tanto desobedece, no le canta a él, se canta a si mismo, se exalta en sus virtudes y defectos, en sus penas y “alegrias”, en sus amores y desamores, pero en el fondo todo es vacio pues no conduce a ninguna verdad.

Aquellos que con gozo exhalamos nuestro aliento para ensalzar a aquel que hizo los cielos y la tierra, el firmamento y las estrellas mil, y que ademas puso sus ojos en indignos pecadores para salvarnos por medio de Jesucristo, nosotros que no le cantamos al aire sino al unico y verdadero Dios, damos testimonio de su bondad, nos alegramos, y a su vez él nos llena de alegría.

 

Bienvenida del Pastor Jorge